El uso de la crema solar se remonta a la época de los egipcios, que ya usaban ungüentos para protegerse de los rayos del sol. Sin embargo, mucho ha cambiado desde esos primeros bálsamos a las cremas factor 50 que se comercializan hoy en día.
De hecho, el simple hecho de tomar el sol es una moda relativamente joven, que se popularizó más o menos hace 100 años y fue de la mano de la revolución industrial. Lo normal era intentar cubrir el sol con todo tipo de prendas finas, que iban desde los guantes de lino hasta vestidos largos, sombrillas y todo tipo de prendas de lo más creativas (y que no todo el mundo se podía permitir).
Con el tiempo y el avance de la medicina, en especial en el campo de la dermatología, empresas punteras como L’Oréal, Coppertone o Roc empezaron a invertir mucho en el desarrollo de cremas para frenar los rayos UV, que eran los que estaban detrás de los cánceres de piel. Y fueron muy efectivos en ese ámbito, aunque a veces se resuelve un problema… y se crean varios problemas más de forma indeseada.
Como en muchos otros sectores, el factor ambiental no se tuvo en cuenta especialmente y esto está generando impactos de los que curiosamente la mayoría de gente no es consciente. Y es que lo común es echarnos crema, estar un ratito tirados al sol y luego meternos de cabeza en el agua de la playa. Esa crema que nos protege, se desprende y se diluye en el agua. De hecho, si te fijas la próxima vez que lo hagas, suele poder apreciarse como algunos hilillos van esparciéndose como aceite sobre el agua.
Lo que parece algo insignificante, como todo en nuestra sociedad, si se agregan los datos, no es nada desdeñable. Antes de nada, conviene entender de qué están compuestas los protectores solares, ya que hay de dos tipos:
- Protector solar físico
- Protector solar químico.
Se diferencian sobre todo en el filtro de los rayos UV, que en el primer caso, refleja los rayos del sol y en el segundo, los absorbe, evitando así que los absorba la piel.
Los primeros estudios nos indicaban que los principales ingredientes de los protectores solares químicos (las benzofenonas, el butylparabeno y el octinoxato) son nocivos para los corales y otros organismos marinos y algunas cremas solares físicas, se apresuraron a decir que son respetuosas con el medio ambiente. Estas son menos populares porque suelen dejar una capa en tu piel que puede ser algo pegajosa, y sobre todo es bastante rollo en la arena. Sin embargo, ya hay estudios las nanopartículas de óxido de zinc y dióxido de titanio no recubiertas que se usan como agentes protectores en estas cremas, se bioacumulan en organismos marinos y corales… también.
¿Entonces, hay manera de comprar una crema que sea realmente sostenible? Pues me temo que a día de hoy, no está el tema claro ni suficientemente estudiado. Si se ha visto que a nivel de salud, las cremas solares químicas tienden a generar más problemas a nivel endocrino (con tus hormonas), tema en el que no vamos a entrar más en profundidad.
Aún así, hay esperanza: se están haciendo esfuerzos desde varios sitios por crear crema solar completamente biodegradable y respetuosa con tu piel. Por ejemplo, la Universidad de Florida está desarrollando una crema que tienen como componente principal la shinorina, un compuesto derivado de las algas que absorbe luz UV. Ojalá pronto salga al mercado.
La conclusión es que a día de hoy falta recorrido. Esto obviamente no quiere decir que no haya que usarla, pero si, de que quizás al medio ambiente (y a tu piel) le convenga más usar la crema con mesura, aclararte siempre en la ducha, donde el agua vaya a tratarse después, y quizás, volver a las modas extravagantes del siglo XIX (nah, es broma, esperemos que la Universidad de Florida o cualquier otro centro llegue antes a una solución). Te damos algunos consejos:
- Lee atentamente las etiquetas. Evita los protectores solares con las siguientes sustancias químicas: Oxibenzona, benzofenona-1, benzofenona-8, OD-PABA, alcanfor 4-metilbencilideno, alcanfor 3-bencilideno, nano dióxido de titanio, metoxicinamato, nano óxido de zinc, octinoxato, octocrileno, homosalato y octisalato.
- No utilices protectores solares en spray. Aunque este tipo de protectores solares son populares por su fácil aplicación, son una de las peores opciones posibles. Gran parte acaba en el medio ambiente sin llegar a proteger la piel de nadie. Además, su inhalación no es nada saludable.
- Elige envases sin plástico. Al menos 14 millones de toneladas de plástico acaban en el océano cada año, y el 80% de todos los residuos marinos son de plástico. Los organismos marinos ingieren o se enredan con los desechos de plástico, causando lesiones y la muerte. Las empresas preocupadas por el impacto medioambiental de sus productos suelen evitar los envases y contenedores de plástico y optan por opciones reciclables y no plásticas.
- Busca protectores solares físicos a base de óxido de zinc y dióxido de titanio no nano producidos por empresas que inviertan en su transparencia. Se ha descubierto que el óxido de zinc y el dióxido de titanio por encima de los 150 nanómetros de diámetro no presentan toxicidades agudas en los organismos del mar.
- Cúbrete la piel expuesta con sombreros y mangas largas en lugar de usar protector solar. Aunque ésta es la única opción realmente respetuosa con el medio ambiente, el cáncer de piel sigue siendo un riesgo muy real, sobre todo en la cara, el cuello y las manos.
Existen varios protectores solares físicos no basados en óxido de zinc que satisfacen la mayoría, si no todas, estas directrices. Me temo que se comercializan sobre todo en EEUU, pero aún así te compartimos sus nombres (tampoco tenemos especial interés en hacerles publi, pero tienen buena pinta): Raw Love Sunscreen, Hello Bello, y Raw Elements Sunscreen. Si conocéis alguno más, ¡no dudéis en compartirlo con nosotros!